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2 de diciembre de 2024, 21:48
El municipio de El Espinal, Tolima, atraviesa una de las peores etapas de su historia reciente bajo la gestión de Wilson Gutiérrez Montaña. A un año de asumir el liderazgo local, su administración ha sido blanco de fuertes críticas por el alarmante incremento en la violencia, que ya ha dejado más de 50 asesinatos registrados en lo que va del año.
La más reciente víctima de esta ola de inseguridad es Juancho Gil, un reconocido habitante del municipio cuya muerte ha generado indignación y temor entre los espinalunos. Este caso se suma a una lista cada vez más extensa de homicidios que, según denuncias ciudadanas, no han sido atendidos de manera efectiva por las autoridades locales.
Además, la administración enfrenta serios señalamientos de opacidad. Fuentes locales aseguran que medios de comunicación del municipio han sido contratados para ocultar información sobre los crímenes y la inseguridad. Esta estrategia no solo vulnera el derecho a la información, sino que perpetúa una sensación de impunidad y abandono entre la población.
Con el lema “Con seguridad, vamos a lograrlo”, Gutiérrez Montaña llegó al cargo como una figura carismática que prometía transformar el municipio. Sin embargo, los resultados muestran una preocupante falta de experiencia administrativa y una aparente incapacidad para tomar decisiones efectivas en materia de seguridad y desarrollo social. En lugar de combatir las problemáticas del municipio, su gestión ha estado marcada por señalamientos de favorecimientos a contratistas y un círculo cerrado de aliados que se benefician de los recursos públicos. El deterioro de la calidad de vida en El Espinal no se limita a la inseguridad. Los habitantes denuncian una creciente desconfianza en las instituciones, el abandono de proyectos clave y la ausencia de políticas públicas integrales para el beneficio colectivo. En lugar de escuchar las necesidades del pueblo, parece que la administración se ha enfocado en proteger intereses particulares y en mantener una imagen pública que no refleja la realidad que enfrenta el municipio. La ciudadanía exige no solo transparencia y soluciones concretas, sino también un liderazgo que esté a la altura de los desafíos. Con más de 50 vidas perdidas, un clima de inseguridad y un gobierno desconectado de las necesidades de su gente, El Espinal merece algo más que promesas vacías. ¿Será capaz Wilson Gutiérrez Montaña de redirigir su gestión y atender las demandas de un pueblo cansado de la incertidumbre?
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